viernes, 21 de febrero de 2014

Gravity: ¿Orgullo mexicano?

Las últimas semanas el nombre de Alfonso Cuarón ha ocupado el primer lugar de atención en los diferentes espacios de información y propaganda en torno a la próxima entrega de los Oscars. Está se llevará a cabo el 2 de Marzo del año en curso. Su película, Gravity, figura en 10 nominaciones incluyendo; Mejor Película, mejor director, mejor actor y mejor fotografía. El film de Cuarón, junto con American Hustle, se ubica como la película con más nominaciones de la entrega número 86 de los Oscars.

La calidad de la película es innegable. No es gratuito el paso del film a lo largo de diferentes festivales alrededor del mundo, entre ellos; el Festival de Cine de Venecia, el Festival de Cine de Telluride, el Festival de Cine de Toronto. Incluso su calidad le valió para ganar el premio a mejor película británica en la última entrega de los premios del cine británico BAFTA.

 La discusión que me dispongo a tratar en esta publicación no radica en la calidad de la película, sino en el tratamiento que los medios masivos y la opinión pública ha realizado en relación al éxito de Cuarón situándolo como un orgullo nacional. Tanto Alfonso Cuarón como Emanuelle Lubezki(Director de fotografía de Gravity nominado en 6 ocasiones a los Oscars incluyendo su actual nominación) poseen la nacionalidad Mexicana. Sin embargo,ambos han dedicado la mayor parte de su vida profesional a trabajar en el extranjero.  Gravity es una película que fue rodada en su totalidad en Londres, Reino Unido. Los derechos le pertenecen a Warner Bros y la mayoría de las personas involucradas, incluyendo los actores, comparten el idioma inglés.


Gravity no es cine mexicano y no representa un avance en la producción de cine nacional. Si algo aporta a los directores, estudiantes de cine, cinematógrafos y el resto de personas involucradas en algún aspecto de la producción audiovisual, es un ejemplo de éxito y la certeza de que es posible desempeñar un papel en la industria norteamericana siendo latino. Mientras que la atención se centra de forma desfigurada a pretender que el cine mexicano está teniendo un auge en producción audiovisual debido a super-producciónes propias de la industria hollywoodense(Que en realidad solo tienen la característica de  que el director ha nacido hace ya más de 50 años en la ciudad de México) se está dejando de lado un camino más pausado y sin duda menos luminoso pero que cada año da de sí películas filmadas, actuadas, dirigidas y centradas en temas de las entrañas de nuestro país. Ejemplo de ellos son nombres como el de Carlos Reygadas(Ganador del premio a mejor director por su película Post Tenebras Lux en el reconocido festival de Cannes), Amat Escalante(Ganador también a mejor director en Cannes), María Novaro, entre otros.

 Las películas antes mencionadas tienen la característica en común de desarrollar sus films en personajes palpables y reconocibles en nuestro entorno cercano. Los lugares son para nosotros aspectos de la vida cotidiana y como lo es en el caso de Heli, de Amat Escalante, se enfocan en problemáticas de la realidad actual de nuestro país. Si bien, el cine de Carlos Reygadas tiene características de un cine más poético, anti-narrativo y evocativo, las personas que selecciona, la lengua que ellos hablan y los lugares donde ellos se desarrollan forman parte de nuestro país. Por otro lado María Novaro, que es reconocida como una de las mejores directores que nuestro país ha concebido, se esfuerza por rescatar los orígenes de nuestra nación. Es verdad que no hay nada de malo en ser efusivo al momento de mostrar apoyo por el éxito de un paisano en el extranjero, pero en ningún caso es realmente apoyar el crecimiento del cine mexicano.


La realidad dista mucho de lo que los medios masivos tratan de proyectar. Las películas mexicanas no tienen apoyo comercial por las cadenas de cine nacionales. Si les va bien las películas duran una o dos semanas en las cadenas de cine importante. La única alternativa son los festivales donde se proyectan, y estos no abundan. María Novaro ha manifestado de forma pública su experiencia nada grata con los cines mexicanos. Ella comenta, de forma un tanto resignada y hasta cómica, el poco apoyo que Cinepolis le brindo las tres semanas que su film se exhibió y que culmino con un cheque menor a 100 pesos por la proyección de su película.

 Los motivos del poco conocimiento que las personas tienen de estos personajes son variados; la poca convocatoria que suele tener el cine de autor en nuestro país, el interés personal de las cadenas televisivas (que interesadas por los beneficios económicos solo brindan espacios “informativos” a sus propias producciones) y la preferencia del consumidor por cine prefabricado.
Nuestros directores, nuestro cine, son valorados por japoneses, italianos, rusos, mientras que en nuestro país solo una mínima parte de la población disfruta de la experiencia única que brinda un cine tan rico y vital. Hace falta una educación integral, que despierte en el espectador una deseo arrebatador, para que lo haga buscar de entre el cumulo de producciones fabricadas como “Coca Cola” esté cine poético, intenso y revelador. La opresión del sistema ha carcomido cada rincón de nuestro país. No es solo la estabilidad económica, política y social la que se ve afectada por un sistema impositivo, también la libertad de las personas en la búsqueda de emociones vitales y espirituales. 

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