La idea era hacer equipos de 5 o 6 personas, donde debatiríamos el tema, y finalmente llegáramos a un acuerdo común. De este modo el equipo tendría una identidad propia, que posteriormente defendería con el resto de equipos, cada quien con su propio representante elegido de forma democrática.
La dinámica arrojo resultados favorables, no en la óptica de un conocimiento mas amplio de "Dios", sino en el dialogo sano, donde se creo una lluvia de ideas, que se conceptualizaron para debatirlas con ideas que se contradecían o se complementaban. Esto, poniendo en relación la dinámica con la materia, ya que se trataba de Lenguajes de la comunicación y no de una materia de carácter filosófico.
Sin embargo, respecto al concepto de "Dios", las conclusiones fueron parciales y muy elementales, quizá, por la falta de una investigación previa, ya que fue un tema tomado a bote-pronto. O quizá por la propia naturaleza de la cuestión, que considero que no compete a la razón ni a la jerarquización, por tanto imposible simplificar un concepto del todo valido. Cuestiones que a mi parecer le competen mas a la literatura, la música, el cine, la pintura, a el arte en cualquiera de sus manifestaciones.
Cuando hablamos de Dios, la idea de vincularlo a la religión se da en automático. Durante muchos siglos(en algunas civilizaciones antes que en otras) se ha establecido un lazo casi umbilical, donde la única manera de acceder al conocimiento del ser supremo es por el camino de las instituciones humanas. Siguiendo un conjunto de preceptos comunes para aquellos que transitan por el estrecho camino de una religión, sin la cual estamos perdidos. Y cada religión condena a los humanos, que estén fuera de esa senda y que parecieran estar condenados desde nacimiento, así como nosotros salvados por nacimiento. De este modo pareciera que la salvación es una cuestión de carácter geográfico.
En ese caso, pareciera que estamos ante individuos que utilizan la razón a medias, parcialmente y por conveniencia. Es una postura tibia y cómoda, utilizando la razón para validar la elevación de costosas edificaciones y en cuanto son cuestionados por la razón, aludir a términos como fe y espiritualidad. Sin realmente pertenecer a alguna de estas cualidades del ser humano, a la primera por la imposibilidad de demostración por el método científico, y a la segunda por la exclusión de almas a la salvación por no comulgar con cada uno de los preceptos que dictaminan como verdades absoluta.
Por otro lado, aquellos que se sitúan en el extremo de la razón,con el llamado empirismo. Adquieren también una postura parcial, pero de alguna manera y paradojicamente se apegan mas a las escrituras: "Pero porque eres tibio y no frío o caliente, voy a vomitarte de mi boca " Apocalipsis 3:16.
Cualquiera de estas posturas se me figura incomprensible, y de ningún modo puedo comulgar con ellas. No puedo comulgar con aquellos escépticos del mundo espiritual, que valoran en tan alta estima el mundo que hemos creado, y creen en las leyes que lo rigen. Que cuestionan el mundo espiritual, su improbabilidad y falsedad, y nunca cuestionan el propio mundo, la probabilidad de un error masivo, que como una bola de nieve creció hasta que lo confundimos con un planeta.
Es entonces que el mundo se me presenta como un caos inconexo, sin sentido, donde solo existe soledad y muerte. Pero es entonces, cuando las tinieblas parecen devorarlo todo, que como una luz al final del túnel, un ultimo lazo de esperanza se nos tiende. El arte.
El arte no perseguido como un fin, sino como un medio, uno particular, que no pretendo hacer común a cada persona con la que comparto el mundo.
Aquí veo interesante relacionar la historia de el pastor Tomas Ericsson, personaje de la genial película "Luz de invierno" de Ingman Bergman. Cuya fe se ve debilitada paulatinamente hasta el grado de parecer inexistente. En él recae la culpa, de la muerte de Jonas Persson que se suicida después de una charla que sostiene con él, donde el pastor lejos de calmar su ansiedad lo atormenta aun mas con la difícil relación que sostenía con Dios. Tomas Ericsson reacciona con violencia ante el suicidio, y su fe se desploma definitivamente, su vida personal pierde el extraño equilibrio que por muchos años sostuvo entre su fe disminuida y su profesión de pastor de una iglesia. A lo largo de la obra, sostiene una relación enfermiza con Maerta Lundberg, donde la agrede y humilla, muy al estilo de la manera en que Bergman suele presentar las relaciones humanas.
Para el final de la película, el pastor tiene que oficiar una misa en un templo de una pequeña comunidad, el templo esta casi vació, excepto por el organista, Maerta y Sexton Algot(un personaje que aparece ocasionalmente). El pastor, con su fe hecha pedazos y en vista de la poca asistencia, esta apunto de no oficiar la misa. Pero antes de que esto ocurra sostiene una breve conversación con Sexton, donde este le narra con mucha paciencia y pasión sobre todo, su apreciación sobre el sufrimiento de Jesucristo, en el vía crucis. Para el hombre, el mayor sufrimiento de Jesús no fue el martirio físico, para él ese sufrimiento no es diferente al que un hombre puede soportar en una vida. Jesús sufrió por que Dios lo había abandonado, porque estaba solo, en la cruz, y justo antes de morir dudo sobre su labor, sobre su sacrificio. Creyó que todo lo que había predicado era una mentira.
En una escena que sucede casi a la par, Maerta Lundberg(siendo una mujer de poca fe) ora, casi parece una suplica: " Si tan solo pudiéramos creer en una verdad". Las campanas dejan de sonar, el órgano marca el inicio de la misa y el pastor entra al templo.
Además de ser una de las escenas que mas amo del cine, es también una escena que invade nuestras almas de fe. Una escena que es indescriptible en su sentido ultimo con palabras, por que es imagen. Y su valor esta allí, vivo, para sobrecogernos una y otra vez.
Aunque las palabras como Amor, Fe, Esperanza, Sacrificio, como expresión de la verdad se quedan muy cortas, en algo intuyen.
Yo eh encontrado mi manera de contribuir al mundo con el cine, pero creo que cada quien tiene una labor de sacrificio. Que lo une al mundo, a las almas de cada persona. Siempre única y nueva. Estamos ciegos para ver el mundo espiritual, pero si tenemos amor, damos brincos y podemos sentir correr en nuestro cuerpo esa sustancia indescriptible. Podemos imaginar lo que es ver. Hasta que un día formemos parte de la eternidad.
Aquí les dejo el link de la película, si es que en alguien desperté curiosidad:
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