Las últimas semanas se ha desatado un estado de violencia
alarmante en nuestro país. Inclusive aquellos que no dan seguimiento día a día
a través del periódico, televisión, radio o redes sociales se han percatado de los
violentos acontecimientos relacionados con el crimen organizado. Nuestro país,
lejos de ser un caso aislado, es un acontecimiento que se cuenta con muchos otros
que transcurren diariamente.
Es por ello que me dispongo en este artículo a recomendar 3 películas que nos brindan un panorama claro sobre la violencia. La selección
lejos de ser aleatoria, se debe a que las considero ejemplos- de entre muchos
otros posibles- de aspectos particulares de la violencia, que juntos pueden
brindar un entendimiento más completo de ésta.
Director: Michael Haneke.
La historia se desarrolla un año después de la primera guerra mundial. Una serie de sucesos misterioso se desata en un pequeño pueblo en el norte de Alemania. A la par de estos sucesos podemos presenciar distintas formas de maltrato en contra de los niños de este pueblo. Los sucesos misterioso parecen ser una especie de venganza.
La película nos presenta a los niños que en su edad adulta podrían constituir a los alemanes que participaron en la segunda guerra mundial. En ningún sentido pretende ser un juicio o una escusa, parece ser simplemente una presentación de hechos. El espectador simplemente presencia la vida en un pueblo que recién vivió los lamentables hechos que sucedieron entre 1914 y 1918.
Director: Ingmar Bergman.
La película es una continuación de su obra ¨Escenas de un matrimonio¨. Inicia con el asesinato que Peter(el protagonista) lleva a cabo. A partir de ese momento el film nos lleva de forma no lineal a través de las reflexiones del protagonista, su psiquiatra, su esposa, su madre y otros personajes. Además de que hay escenas donde se limita a presentarnos momentos-aparentemente no relacionados- de la vida de Peter, donde puede o no contar con su presencia física, antes y después del asesinato.
De este modo Bergman consigue situar ante nuestros ojos, no una explicación o justificación del asesinato que presenciamos desde un primer momento, sino la vida de una persona que en algún momento de ésta lleva acabo un asesinato. Y como consecuencia de una sutileza y sencillez -similar a un Haiku- podemos percibir un acto en su totalidad, con todos sus matices, como una revelación.
Director: Elem Klimov.
Comienza con dos jóvenes que encuentran un rifle después de buscarlo por un tiempo bajo de la arena. El film continuará con la historia del joven que se queda con el rifle y que posteriormente experimentara la catástrofe de la segunda guerra mundial.
La película logra la meta última de todo film bien encausado; que en el espectador despierten la multiplicidad de sentimientos e ideas que lo hicieron en el creador. Y sin duda en Ven y Mira, Elem Klimov sufría en su interior de forma autentica el dolor por un suceso en donde su nación fue victima y victimario. Creo, en verdad, que es nuestro deber conocer y sentir vergüenza por las atrocidades que acontecieron entre 1939 y 1945. Klimov nunca pretende-como si lo hacen muchas de sus antecesoras y sucesoras- clasificar entre buenos y malos a ninguna de las partes involucradas, pretende crear una impresión de la realidad tal que en nosotros viva ese estado de frió, terror y desesperanza, que deambula por el aire como un fantasma que no duerme.
La realidad es que cada una de estas obras maestras podría sin duda merecer un tratamiento individual y detallado, y aun con todo quedaría en deuda con la magnifica pieza que es cada una a su modo. Mi intención es en este momento, únicamente contribuir a la reflexión de mi lector en el sentido de que la violencia es más que un simple acontecimiento, y es una idea errónea que estamos distanciados de ella. La violencia en muchos casos se puede entender mejor como una pre-destinación; una consecuencia a una vida de castración, opresión y miseria. Ninguno de nosotros debería considerar a la violencia como algo ajeno, sería mejor aceptarlo como algo propio y del cual somos más capaces de controlar si no hacemos oídos sordos a esa voz que vive latente en nuestro interior. Solo así podemos realmente contribuir en la eterna búsqueda por un mundo donde prevalezca la paz y la armonía, con un conocimiento más amplio de nosotros mismos, con nuestra flaqueza y vulnerabilidad, pero también con el amor y el sacrificio como piedras angulares de esta utopía.